
Milk. Sean Penn a las órdenes de Gus Van Sant
de lo personal a lo político (que son lo mismo, sin sentimentalismos ni recurrencia a una épica barata hollywoodiense, nos permite conocer al personaje y sus alrededores, sus aliados y sus contextos
de lo personal a lo político (que son lo mismo, sin sentimentalismos ni recurrencia a una épica barata hollywoodiense, nos permite conocer al personaje y sus alrededores, sus aliados y sus contextos
esta serie y su única temporada puede enroscar en el cuello una cinta de seda rosa de quien mira y hacer que cada capítulo le asfixie más que el anterior, que cada momento se convierta en una agonía de suspense edulcorado con gestos de superación.
Hay que dejarse escucharlo entero. Dejarse llevar por este viaje personal, un ego trip lo suficientemente ambiguo como para que no sepamos cuánto hay de ese personaje y cuanto del propio músico en cada uno de estos capítulos.
Una serie de grabaciones compartidas en forma de disco inusual por el amigo José Antonio Fajardo, que no hace sentir el tiempo como una carga, como un vacío que rellenar de algo para no atender su abismo, sino que acompaña y reconforta. Así de simple y así de total.